¡Hola!… me da gusto encontrarte… cariño…
ahora que volvemos a estar juntos, hablemos…
platiquemos de los gratos recuerdos…
de mis versos… ¡y tu voz!…
de aquella canción que arreglé un día…
esa… que con tanta dulzura tú…
¡Emocionada me cantabas!...
¿Sabes?... me viene a la memoria
tu risa fresca como el viento…
y ese tu candor que me envolvía…
cuando con alguna osada palabra mía
te sugería que hiciéramos el amor…
tú seguías cantado… y envolviendo tú pelo
con una ladina sonrisa me decías… ¡no!...
diciéndome que ¡sí!... ¡y me seducías!…
¡No!… no te rías… ni me mires así…
¡escucha… hoy quisiera abrazarte!…
decirte las cosas que… no sé por qué, callé
¡Vida!… no bajes la mirada…
y deja correr tus lágrimas…
yo también lloré cuando te fuiste…
la verdad no entiendo… ¡Por qué te dejé ir!...
Perdona… lamento que te entristecieran
algunos recuerdos de un pasado no lejano,
toma mi pañuelo… no, no lo agradezcas…
admito que te quieras ir, y lo dejes todo ahí…
en ese rincón del corazón…
dónde se guardan las cosas sagradas
como lo fue nuestro amor.
¿Te veré?... si… creo que no… adiós.
Delalma
Viernes, 19 de agosto de 2011
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