Fui marioneta en tus manos
y aún no sé por qué te evoco tanto
si tú hiciste mi vida…
¡pedazos!...
Sé que te ríes de mí…
contando que me abandonaste…
Pero qué suplicaste volver a mi lado…
¡eso, a nadie contaste!
Descarada…
lloras, pides perdón de rodillas,
juras por Dios y los santos…
de tus juegos… ¡es uno de tantos!.
Ya nos veremos las caras un día
espero no vengas a mí de rodillas…
¡piedras tengo ahora en el pecho
y otra mujer en mí lecho!
Sé que vas indagando por mí…
si vivo libre o comprometido,
esa amiga a la que has preguntado
es mi mujer y nos hemos casado.
Nos hemos reído como tú lo harías
tirando al tacho tu fotografía,
no has cambiado, me apeno por ti
olvídame, ¡olvídame!… no pienses en mí.
delalma
29 de enero de 2010
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