Yo te daba un buen amor
Y no supiste comprenderlo,
ahora vas por el mundo sin sentido,
tal vez así sea tu sino.
Pero dijiste “te amo”, y yo te creí
como creen los enamorados
¡locos perdidos! que se vendan los ojos
para ver de su amor, lo mejor...
Y luego me culpas, ¡me culpas!...
llevo puñales clavados en el corazón
de tus celos, de tu agravio y tu desprecio
y aunque palabras… ¡queman, duelen y matan!
¿Qué te perdone? ¿Cómo podré?...
me enseñó mi madre que es mujer santa…
“Hijo no ofendas a nadie, para que nunca pidas perdón”
y yo a nadie he ofendido, por eso no sé perdonar.
¡Sabré olvidarte! Aunque mucho te he querido…
y antes que digas que tú olvido es mi castigo…
ya alisté tus maletas corazón…
Ve con Dios y que la suerte te acompañe.
Delalma
Miércoles, 24 de febrero de 2010
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